¡Hola mis personas cuquis! ¿Qué tal estáis?
En este post os voy a hablar un poco sobre una pequeña escapada que hice a Ribadavia, donde estuve en el Pazo de Esposende.
Fueron unos días de total desconexión, y es que que razón tienen cuando dicen que a veces hay que parar para poder seguir. Si necesitáis relax y desconexión os recomiendo este lugar sin dudarlo. El pueblo donde se encuentra es muy tranquilo y los dueños del Pazo son encantadores, supercercanos y familiares.
Del Pazo, ¿qué decir? Es espectacular, cada rincón tiene magia y se nota que cuidan hasta el mínimo detalle. El patio interior es increíble, no deja indiferente a nadie y creo que es uno de sus mayores reclamos, con sus flores y sus plantas.
¡Y me llevo un nuevo amigo! Tienen un gatito que lo nuestro fue amor a primera vista. Además como dato importante: ¡aceptan mascotas!
Con cariño,
Olaya.